Como líder de una tribu primitiva hace cinco mil años, tengo preocupaciones desconocidas para los demás. Nuestra vida gira en torno a las necesidades más básicas de supervivencia, luchando cada día por llenar nuestros estómagos.
En nuestra tribu, las reglas se transmiten de boca en boca. Después de cazar un ciervo, la distribución de la carne sigue normas no escritas, que son nuestra 'consenso' original. Este consenso es crucial para nosotros, ya que mantiene la unidad de la tribu. Ir en contra del consenso puede llevar a consecuencias desastrosas, especialmente cuando llega un mal tiempo.
Nuestro respeto por el consenso es tan profundo como el temor al poder de la naturaleza. En ese momento, la moneda era un concepto extraño, solo entendíamos el intercambio de bienes.
Sin embargo, el trueque no siempre es fluido. Por ejemplo, el carpintero de la tribu vecina quiere cambiar mijo por mi buey amarillo, pero yo prefiero su hacha de piedra. Esta falta de coincidencia en las necesidades impide que la transacción se realice, lo cual representa un gran problema en las actividades económicas de las sociedades primitivas.
Lo que es más complicado es que los objetos que utilizamos para intercambiar a menudo no son lo suficientemente estables. El mijo que se intercambia hoy por carne puede pudrirse mañana. Esta incertidumbre en el almacenamiento de valor se convierte en un gran obstáculo para el desarrollo de la economía primitiva.
Al revisar esta parte de la historia, podemos ver que incluso en las formas sociales más primitivas, los elementos básicos de la actividad económica ya habían comenzado a germinar. Conceptos como consenso, intercambio y almacenamiento de valor, aunque aún eran muy rudimentarios, ya estaban arraigados en la sociedad humana. Esta antigua sabiduría económica sentó las bases para el desarrollo económico de las sociedades humanas posteriores.
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Como líder de una tribu primitiva hace cinco mil años, tengo preocupaciones desconocidas para los demás. Nuestra vida gira en torno a las necesidades más básicas de supervivencia, luchando cada día por llenar nuestros estómagos.
En nuestra tribu, las reglas se transmiten de boca en boca. Después de cazar un ciervo, la distribución de la carne sigue normas no escritas, que son nuestra 'consenso' original. Este consenso es crucial para nosotros, ya que mantiene la unidad de la tribu. Ir en contra del consenso puede llevar a consecuencias desastrosas, especialmente cuando llega un mal tiempo.
Nuestro respeto por el consenso es tan profundo como el temor al poder de la naturaleza. En ese momento, la moneda era un concepto extraño, solo entendíamos el intercambio de bienes.
Sin embargo, el trueque no siempre es fluido. Por ejemplo, el carpintero de la tribu vecina quiere cambiar mijo por mi buey amarillo, pero yo prefiero su hacha de piedra. Esta falta de coincidencia en las necesidades impide que la transacción se realice, lo cual representa un gran problema en las actividades económicas de las sociedades primitivas.
Lo que es más complicado es que los objetos que utilizamos para intercambiar a menudo no son lo suficientemente estables. El mijo que se intercambia hoy por carne puede pudrirse mañana. Esta incertidumbre en el almacenamiento de valor se convierte en un gran obstáculo para el desarrollo de la economía primitiva.
Al revisar esta parte de la historia, podemos ver que incluso en las formas sociales más primitivas, los elementos básicos de la actividad económica ya habían comenzado a germinar. Conceptos como consenso, intercambio y almacenamiento de valor, aunque aún eran muy rudimentarios, ya estaban arraigados en la sociedad humana. Esta antigua sabiduría económica sentó las bases para el desarrollo económico de las sociedades humanas posteriores.